jueves, 7 de febrero de 2013

Rita Hayworth


 
Margarita Carmen Cansino nació en Nueva York el 17 de octubre de 1918, más conocida por su nombre artístico de Rita Hayworth, fue una de las actrices más emblemáticas de la época dorada del cine estadounidense. Además de ser símbolo sexual indiscutible de la década de 1940, ocupa el puesto 19º en la lista de las grandes estrellas del Séptimo Arte. 

Nació en Nueva York, hija de un emigrante español, su padre era el bailarín Eduardo Cansino, natural de la provincia de Sevilla, y su madre era Volga Hayworth, una bailarina de origen irlandés e inglés.

Rita empezó su carrera como bailarina junto a su padre, con su nombre real, a la temprana edad de 13 años.

Llegó a Hollywood en 1933 como miembro del Spanish Ballet y pudo empezar a filmar gracias a la ayuda del eximio compositor José Iturbi y a las influencias del diplomático español en Estados Unidos, Lázaro Bartolomé y López de Queralt. 
Desde 1935 participó como actriz en papeles secundarios, realizando muchas películas en las que sobre todo destacó por sus dotes para la danza y por su elegante aspecto.


Fue su marido, por aquel entonces Edward Judson, quien la lanzó al estrellato, convirtiéndola en su mejor inversión personal. Judson le consiguió un contrato con Columbia Pictures, productora que necesitaba de estrellas importantes y a quien la actriz acabaría colocando entre las primeras compañías cinematográficas, reportándole a la empresa millonarios ingresos sólo con su presencia. Para entonces, Harry Cohn, magnate de la productora, se enamoró de ella. La presión y las disputas por este motivo entre la actriz y el productor, darían mucho que hablar entre los profesionales de la industria, y él estuvo toda la vida obsesionado con ella, quien no respondió nunca a sus requerimientos amorosos.

Su primer papel importante fue como actriz secundaria en la película: Solo los ángeles tienen alas (1939), lo que hizo que la crítica cinematográfica se empezara a fijar en ella. Ella poseía una personalidad tímida y bondadosa, que contrastaba con su fuerza y enorme impacto en la pantalla. Luego rodó una comedia: Una dama en cuestión (1940).

Rita ingresó triunfante en la Twenty Century Fox para interpretar a Doña Sol en la superproducción basada en la novela de Vicente Blasco Ibáñez, Sangre y arena (1941). Esta película significó su lanzamiento como sex symbol indiscutible durante toda una década. Su carrera la convirtió en una de las grandes estrellas de su época y en la actriz mejor pagada del cine.

Luego intervino en dos comedias musicales de amplio eco popular: Desde aquel beso (1941), y Bailando nace el amor (1942). Estos éxitos y su talento la llevaron a protagonizar un musical ya clásico, Las modelos (1944). En esa época rodó The Strawberry Blonde (1941); Mi mujer favorita (1942) y Esta noche y todas las noches (1945)
Su fama como mito erótico se consolidó con Gilda (1946), una de las grandes películas del ciné negro, en la que Rita protagoniza dos escenas ya míticas: primero una sugerente interpretación musical de "Put the blame on Mame", con un striptease tan explosivo como breve (se quita un guante), y después una bofetada. Estas dos imágenes fueron consideradas demasiado atrevidas en algunos países, que censuraron el filme, que a pesar de ello consiguió récords de taquilla en todo el mundo. La bofetada se convertiría en la más famosa de la historia del cine estadounidense.


Este momento de fama internacional también coincide con una de sus crisis en lo personal: su matrimonio con Orson Welles entró en crisis, y ella declaró a la prensa una frase que se haría célebre: «Todos los hombres que conozco se acuestan con Gilda, pero se levantan conmigo».
En 1947, rueda un filme que fue en su día maldito, pero que resultó de enorme trascendencia: La dama de Shanghai. La película no tuvo mucho éxito comercial porque el director le cortó el pelo, la tiñó de rubio platino, le dio un papel de arpía y la mató al final de la película, cosa que no gustó mucho a su público. Sin embargo, forma parte de la mitología del cine por su narrativa, estilística y ritmo, y Rita Hayworth declaró años después que «sabía que estábamos haciendo un clásico mientras la rodábamos».

Gilda, el papel más importante de su carrera, fue también el que marcó el inicio de su declive como estrella de Hollywood, ya que nunca consiguió el mismo éxito como símbolo sexual en ninguna de sus películas posteriores. Sin embargo, fue y es la película que la convirtió en una actriz inolvidable: «Nunca hubo una mujer como Gilda», era el eslogan de la película.
Rita nunca fue nominada a los premios Oscar, pero asistió a la 36ª ceremonia de dichos premios, para entregar el premio a la mejor dirección en 1964, antes de que en esa década empezara a tener problemas de memoria.

Durante la década de 1960 y principios de la de 1970 trabajó en producciones modestas, mostrando su declive físico e intelectual, ya que comenzaba a mostrar síntomas de la Enfermedad de Alzheimer que le impedía memorizar bien los guiones.

Rita Hayworth cayó en un semicoma en febrero de 1987. Murió unos meses más tarde, el 14 de mayo de 1987, a los 68 años de edad a causa de la enfermedad de Alzheimer en su apartamento de Manhattan.

Se casó cinco veces: con Edward Judson, con Orson Welles (con quien tuvo a su hija Rebecca), con el príncipe Ali Khan (con quien tuvo a su hija Yasmín Aga Khan), con el también actor Dick Haymes y con el director James Hill.


Lección Impartida por Rita Hayworth:
“Lo que me sorprende en la vida no son los matrimonios que fracasan, sino los que tienen éxito”.

Conclusión:Nada es para siempre. Rita lo sabía por experiencia: ¡se casó cinco veces! Esa sensación de provisionalidad resulta ideal para mantener la chispa de una relación. Vivir vuestra historia como si fuera un affair hará que la pasión de la conquista se prolongue... ¡quién sabe si hasta el infinito!!!!

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