El mítico restaurante Mordisco ha reabierto sus puertas en un renovado establecimiento situado en la zona más elegante del ensanche barcelonés. A tan solo unos metros de su primer y emblemático local, el nuevo restaurante ocupa ahora una casa señorial de dos plantas y patio, rehabilitada con sumo gusto y acierto por Sandra Tarruella Interioristas. Además de su completa oferta gastronómica, el nuevo establecimiento incorpora algunas agradables sorpresas como una tienda de delicatessen o una más que recomendable cocktelería. Bienvenido a casa de nuevo, Mordisco. Muchos te echábamos de menos.
Fue el restaurante de la gente guapa durante la época dorada de la Barcelona Olímpica, y el origen del Tragaluz, uno de los grupos de restauración que más ha apostado por el diseño en nuestro país. Tras sus primeros años como local icónico de la ciudad condal, dejó paso al hotel OMM, que abrió sus puertas en el edificio del antiguo Mordisco y consiguió seguir su estela de éxito: el primer hotel del grupo es desde entonces el establecimiento imprescindible para los amantes del diseño que visitan la capital catalana.
Fue el restaurante de la gente guapa durante la época dorada de la Barcelona Olímpica, y el origen del Tragaluz, uno de los grupos de restauración que más ha apostado por el diseño en nuestro país. Tras sus primeros años como local icónico de la ciudad condal, dejó paso al hotel OMM, que abrió sus puertas en el edificio del antiguo Mordisco y consiguió seguir su estela de éxito: el primer hotel del grupo es desde entonces el establecimiento imprescindible para los amantes del diseño que visitan la capital catalana.
En nuevo Mordisco ha abierto sus puertas la zona más elegante del barrio del ensanche, en un pequeño pasaje entre Paseo de Gracia y Rambla Cataluña. Con el mismo ambiente, pero con una decoración actualizada, el restaurante ofrece varios espacios distintos donde comer, cenar, tomar una copa o desayunar. A su cocina abierta todo el día, hay que añadir ahora la opción de comprar algunos productos seleccionados en el pequeño y encantador “colmado” de aire retro que se añade a su amplia oferta gastronómica.
La fachada del nuevo local, vestida con un grafiti de vocablos gastronómicos, atrae la atención desde el exterior del pequeño Passatge de la Concepció. El acceso al nuevo Mordisco se hace atravesando el pequeño colmado de productos selectos que el cliente puede llevarse para cocinar en casa, pero que también sirven como base de la elaboración de los platos de la cocina del restaurante. Hortalizas frescas, quesos y conservas se exponen en un juego de cubos de madera soportados por una estantería recuperada de una vieja joyería.
Tras la pequeña tienda se accede de pleno al restaurante, una antigua casa donde no hace mucho aún vivía una familia, que se ha rehabilitado conservando los elementos antiguos y las proporciones originales. Tanto la distribución compartimentada en pequeñas habitaciones, como la gran escalera central y los ornamentos decorativos son elementos que recuerdan el pasado con solera de esta casa señorial.
Desde la pequeña tienda de la entrada puede intuirse el comedor principal y el patio al fondo, aunque antes nos recibe una zona de espera amueblada con un banco corrido y mesitas bajas. La barra, donde se puede comer de modo informal, se sitúa en el antiguo salón de la casa. Es un volumen limpio de mármol blanco, sobre el que se han suspendido lámparas de pergamino y cajas de madera que hacen las veces de botellero.
El comedor del fondo, cubierto como un gran invernadero, recupera el espacio exterior situado en el patio de manzana y lo incorpora a la sala para conseguir una mayor amplitud y una iluminación natural.
Tras la pequeña tienda se accede de pleno al restaurante, una antigua casa donde no hace mucho aún vivía una familia, que se ha rehabilitado conservando los elementos antiguos y las proporciones originales. Tanto la distribución compartimentada en pequeñas habitaciones, como la gran escalera central y los ornamentos decorativos son elementos que recuerdan el pasado con solera de esta casa señorial.
Desde la pequeña tienda de la entrada puede intuirse el comedor principal y el patio al fondo, aunque antes nos recibe una zona de espera amueblada con un banco corrido y mesitas bajas. La barra, donde se puede comer de modo informal, se sitúa en el antiguo salón de la casa. Es un volumen limpio de mármol blanco, sobre el que se han suspendido lámparas de pergamino y cajas de madera que hacen las veces de botellero.
El comedor del fondo, cubierto como un gran invernadero, recupera el espacio exterior situado en el patio de manzana y lo incorpora a la sala para conseguir una mayor amplitud y una iluminación natural.
Desde la entrada parte la espectacular escalera principal, que da acceso a la nueva coctelería, situada donde antes se ubicaban los dormitorios. En este piso superior se ha buscado un aire más cálido y elegante: una barra de piedra sirve de centro focal en esta zona de salones que fueron las antiguas habitaciones. El espacio se ha amueblado con sofás tapizados con terciopelo envejecido, coquetonas butaquitas de colores cálidos y mesitas bajas. También se ha creado un rincón de lectura, sin duda una zona especial que invita a estar “como en casa”: chimenea y sofá de piel con tapizado capitoné sugieren la lectura relajada.
El proyecto también recupera algunos aspectos del antiguo restaurante, como la mesa comunitaria bajo el gran cuadro de Mariscal, fotos y otros recuerdos de los diferentes artistas que frecuentaron aquel local, así como la mesa de ensaladas, ahora expuesta en el patio.
El proyecto también recupera algunos aspectos del antiguo restaurante, como la mesa comunitaria bajo el gran cuadro de Mariscal, fotos y otros recuerdos de los diferentes artistas que frecuentaron aquel local, así como la mesa de ensaladas, ahora expuesta en el patio.
El nuevo pavimento de hormigón que también forma el banco corrido del patio, la combinación de piezas de marcas como Thonet, Foscarini o Santa & Cole con mobiliario recuperado, los cojines de tela de camiseta, la madera contrachapada y el hierro lacado en blanco, dotan al proyecto de un aire actual, acogedor y elegante, a la vez que mantienen una escala muy doméstica.
Passatge de la Concepció, 100
8008 Barcelona
Tel. 93 487 96 56
vía diariodesign
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