Poco a poco la Fábrica Moritz va cogiendo forma para llegar a ser el gran complejo gastronómico de Barcelona. A la cervecería que os presentamos en su inauguración y la tienda, se le sumó en septiembre pasado el Bar à Vins, un espacio al que se accede por la misma entrada pero que queda separado, colocado justo en la parte derecha de la entrada.
jueves, 30 de mayo de 2013
BAR À VINS de la Fábrica Moritz
En septiembre abría el espacio consagrado a los caldos de la magna Fábrica Moritz: Un ambiente para unos 25 comensales donde degustar más de 400 referencias acompañadas de platos de proximidad.
Poco a poco la Fábrica Moritz va cogiendo forma para llegar a ser el gran complejo gastronómico de Barcelona. A la cervecería que os presentamos en su inauguración y la tienda, se le sumó en septiembre pasado el Bar à Vins, un espacio al que se accede por la misma entrada pero que queda separado, colocado justo en la parte derecha de la entrada.
Gracias a un sistema propio y patentado de conservación consiguen que los vinos no pierdan sus propiedades en dos meses a pesar de tener la botella abierta, lo que permite abaratar el precio por copa de vinos mayúsculos como estos. Con catas de 2 cl, 5 cl, 10 cl y 30 cl (en porrón), es el sitio ideal para abrirse a nuevas referencias, especialmente si uno es guiado por Xavier Ayala, un prolífico sommelier que ha pasado, entre otros, por El Celler de Can Roca y el Moo.
Los vinos se pueden acompañar de algunos platillos ideados por Jordi Vilà, director gastronómico del grupo Moritz y reputado cocinero del restaurante Alkimia, que pronto desembarcará también en la antigua fábrica de Sant Antoni. Pensados para acompañar los distintos caldos, se trata de propuestas muy concretas que giran en torno a embutidos –españoles e italianos-, quesos –locales y extranjeros-, petit fours salados, ostras, rillettes, ahumados, conservas y cocottes, una de sus especialidades. Yo fui hace un par de meses y al no saber qué me iba a encontrar me sorprendió el rigor de la oferta.
El ambiente es desenfadado, sí, pero la gran mayoría de referencias a catar se escapa de los precios medios para situarse en la parte alta (o muy alta) de la horquilla. Y, en cuanto a la cocina, son propuestas también muy especiales, imagino que en consonancia al nivel de los vinos y para distanciarse de la contigua cervecería, donde sí mandan las tapas de toda la vida. De hecho, en mi caso no cenamos en el Bar à vins, sino que, cogimos nuestro porrón, e iniciamos el ágape propiamente en la cervecería. Tendré que volver para conocer el Bar à vins al completo...
Poco a poco la Fábrica Moritz va cogiendo forma para llegar a ser el gran complejo gastronómico de Barcelona. A la cervecería que os presentamos en su inauguración y la tienda, se le sumó en septiembre pasado el Bar à Vins, un espacio al que se accede por la misma entrada pero que queda separado, colocado justo en la parte derecha de la entrada.
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