Al que apodan "el pintor de las gordas" afirma no haber pintado una en toda su vida: "Mi interés es por el volumen y las formas sensuales". Y eso, junto al vitalismo burlón con el que plasma motivos que giran siempre en torno a la condición humana, será el eje de esta muestra, en cuya organización ha intervenido Botero de forma muy directa (gran parte de las obras proceden de su colección privada).
Tras ganar algunos premios con sus primeras pinturas se decidió a venir a Europa a aprender sobre los artistas del renacimiento y desde Barcelona pasó a Madrid donde frecuentaba casi a diario el Museo del Prado para el que incluso trabajó de Copista. Ya inspirado por Goya, Velázquez y la solidez de sus formas tomó camino a París donde disfrutó de la misma forma en Le Louvre y acabó en Florencia para empaparse de todas las bellezas renacentistas que ofrece la Ciutá. De vuelta a su hogar comenzó a experimentar su propia visión del mundo donde profundizó en ese surrealismo con el que logró destapar su caja de Pandora y aunque fue duramente criticado en sus comienzos, dio el salto y recibió mejores comentarios en Nueva York, donde expuso con éxito. En 1956 demuestro su arte con formas redondeadas que no pierden por ello la perfección, simetría ni proporción de los maestros del arte clásico y poco a poco adquiere pureza en la técnica hasta el punto que ya en 1961, el Museo de Arte de Nueva York añade a su pinacoteca la famosa “Mona Lisa a los Doce años”, una fantasía donde aún respetando la imagen original profundiza y dota a la Gioconda de su característica percepción del volumen y la perspectiva. Genera una imagen personal tan atractiva y fascinadora para los sentidos que nunca deja indiferente.
información recogida en AR y aprendiz de mucho
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