Más de 24.000 metros cuadrados, seis plantas, capacidad para 1.500 personas y el mar Mediterráneo de telón de fondo: así es la nueva sede corporativa de Desigual. En un edificio proyectado por Ricardo Bofill junto al hotel Vela, esta nueva sede, con interiorismo de Turull-Sorensen arquitectos, aporta dinamismo y creatividad a la zona de ocio más in de Barcelona.
La nueva sede corporativa de Desigual ha sido proyectada como un marco desde donde contemplar, sentir y experimentar lo que su entorno le ofrece: unas maravillosas vistas a la playa, de un lado, y del puerto y la ciudad de Barcelona, al otro. A través de su piel de cristal, empleados y visitantes siguen el pulso de la ciudad, con el mar como telón de fondo.
Por su parte, todos los elementos de decoración interior han sido escogidos para generar sensaciones positivas. Los propios empleados han participado en la toma de decisiones de cómo debía ser y organizarse este nuevo espacio interior. Un grupo de 81 ‘change ambassadors’ analizó y decidió el uso de los espacios, los procesos de trabajo, los servicios e incluso las pautas de convivencia.
La distribución del espacio interior ha buscado fomentar el trabajo en equipo desde una perspectiva multidisciplinar (los empleados se organizan por retos y no por funciones) y la conexión creativa entre personas distintas, de distintas áreas que se ‘encuentran’ formal o informalmente. Para ello, el propio espacio es el responsable de generar las ocasiones para la conexión creativa, para ‘ir a ver’, para ‘ir a hablar’…
Cada rincón del edificio respira el espíritu Desigual, ya que el estudio de arquitectura que ha liderado el proyecto, Turull-Sorensen arquitectos, es el mismo que desarrolla los conceptos de sus tiendas desde hace años.
El amplio hall de acceso, bautizado como “La vida es chula” es un atrio central que permite sumergirse en la atmósfera Desigual. Bajo un cielo de lámparas de mimbre, se ubican varios mostradores, una cafetería y sofás. Todo ello pensado como punto de encuentro entre los empleados y los visitantes en un espacio que permite trabajar con el ordenador, celebrar una reunión más o menos formal o relajarse tomando un café.
La madera natural o pintada, el mimbre o el bambú son protagonistas en la decoración y el mobiliario. También lo son los tejidos, como la lona que cubre el espacio central de la kantina, que evoca las haimas de los pueblos nómadas del desierto y tiene también una función técnica acústica. En el suelo del hall se combinan ocho tipos de madera, tipo pachtwork, en un pavimento radial. La moqueta, verdadero pavimento de las plantas, se aplica por bloques, con diversos diseños. Es una apuesta por un material fonoabsorbente que nos recuerda a las alfombras.
Las piezas seleccionadas siempre tienen alguna historia que contar. Así, un gran número de piezas de mobiliario, como las mesas de cobre, las banquetas o las sillas de enea se localizaron en mercados y puesto callejeros de Marrakech. Otras, como las lámparas circulares de mimbre del lobby, están realizadas por un artesano de Osona, así como los azulejos hidráulicos que hay en los accesos por las escaleras, también procedentes de Cataluña. Todo recrea un ambiente muy visual y gráfico, especialmente en la zona de showcooking de la kantina, que toma aquí como referencia el estilo del primer logo de la firma, basado en sus dos populares robots.
En esta sede no hay espacios de trabajo fijos. Cada empleado –de los departamentos de diseño, producto, marketing, recursos humanos, retail, aprovisionamiento y taller de confección– habita en un “barrio” ubicado en plantas abiertas, sin despachos ni paredes que las separen. No existe un sitio fijo, todos los espacios son de todos. Hay taquillas personales, pero las mesas, el material de oficina o los monitores son de uso común y compartido. Y cada día, todo queda recogido siguiendo la política de “mesas limpias”.
Lo hace posible un sistema de comunicaciones unificadas que integran chat, telefonía y videoconferencia desde el portátil, con conexión wifi desde cualquier punto del edificio sin necesidad de estar enchufados a un cable de red. Para concentrarse, trabajar con más compañeros en un proyecto común, mantener una reunión informal o hacer una presentación con proyector, existen múltiples espacios comunes especialmente diseñados y pensados para esos momentos (salas, think tanks, touch downs, dream rooms…).
Este edificio, amigable e inteligente, también ha cuidado su impacto ambiental: para reducir el consumo energético, las instalaciones de clima discurren paralelas a la fachada, lo que permite una integración estética y funcional. Y, para disminuir la demanda de aire acondicionado, las ventanas tienen doble acristalamiento y protección solar y las persianas son deflectoras de luz y calor. La iluminación es centralizada y zonificada, y cuenta con un sistema de apagado automático, LEDs y/o fluorescentes de alta eficiencia, sensores de presencia y pulsadores temporizados.
Los baños cuentan con cisternas de doble pulsador, urinarios secos y grifos con sensor de movimiento. El agua del lavamanos se aprovecha con una depuradora que la reconduce a las cisternas de todo el edificio y que, además, riega las plantas de la azotea. Y para fomentar el transporte sostenible, el 65% de los empleados va a trabajar en transporte público, caminando o en bicicleta (que tienen parking gratuito). Quienes se desplazan en coche, existen un tablón de anuncios que ofrece opciones de carsharing. Una manera de trabajar, muy poco igual al resto de oficinas.
Passeig Mare Nostrum, 15
08039 Barcelona
vía diariodesign
Fotografías de Rafael Vargas
No hay comentarios:
Publicar un comentario