Esta mañana me encontré con este precioso post en el muro de Facebook de una muyyy buena amiga, alguien que apreció mucho... Sonia es para mi un modelo de fuerza, valentía y superación. Me apetecía compartir con vosotros su pensamiento...!!!
Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro.
Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso. Y yo creo que con las almas pasa lo mismo.
El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto.
Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos. ¡Cuán importante resulta el enmendar! Cuánto, también, el entender que los vínculos lastimados pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.
Los objetos rotos/las personas dañanas no son los mismos que eran antes... Pero eso no significa que los objetos no puedan dar la misma utilidad o que las personas puedan continuar... De hecho, a cada segundo cambiamos (cuando se tiene una mentalidad abierta) aunque el daño no pase por nosotros. Sólo con el cambio se avanza...
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