viernes, 31 de enero de 2014
jueves, 30 de enero de 2014
10 Formas de ser más Feliz
La práctica totalidad de las ciencias han estudiado qué nos hace felices y qué no y las respuestas son tan variadas como investigaciones se han hecho sobre el tema. Estas son diez de las conclusiones más sólidas, a modo de consejo, a las que han llegado los expertos.
1. Haz ejercicio. Aunque sea durante 7 minutos.
Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, pero sólo siete minutos son suficientes para hacernos un poco más felices. ¿No tenemos siete minutos que extraer de nuestro apretado horario?
El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro de Shawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos. Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38% de los que sólo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31% de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y sólo un 9% de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.
Los beneficios del deporte, sin embargo, no se limitan a las personas deprimidas. Igual que sus efectos son positivos en éstas, lo son en cualquiera que haga ejercicio y desee ser un poco más feliz a lo largo del día.
2. Duerme más: serás menos susceptible ante las emociones negativas
Dormir es muy importante para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman en NurtureShock, donde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.
La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81% de las palabras negativas, como cáncer, y sólo el 31% de las palabras positivas o neutras, como sol o baloncesto.
El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.
3. Pasa más tiempo con los amigos y la familia
Suena tópico, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: "Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia".
En la misma línea, el estudio Terman, recogido en The Longevity Project, concluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: "El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto".
4. Sal a la calle con frecuencia
En The Happiness Advantage Shawn Achor recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: "Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no sólo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria".
Así, aunque sea simplemente en el descanso para comer, reserva unos minutos al día para que te dé el aire.
5. Ayuda a los demás
Para ser felices nosotros mismos resulta imprescindible ayudar a los demás, y 100 horas al año (dos horas a la semana) parece ser el número clave de tiempo que debemos dedicar al resto. El Journal of Happiness Studies publicó una investigación que aludía al hecho de que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.
De la misma manera que podemos invertir dinero en los demás, podemos invertir nuestro tiempo, lo que resulta ser incluso más satisfactorio y nos proporciona grandes dosis de alegría.
6. Sonríe
No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto,es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Éste sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.
7. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo
El mero hecho de planear un viaje o un descanso del trabajo puede contribuir al bienestar. Un estudio publicado en el Applied Research in Quality Lifemostraba que el mayor pico de felicidad se experimentaba durante la planificación de las vacaciones, más que durante el propio viaje.
Ello está ligado al sentimiento de anticipación. Como refiere también Shawn Achor, "un estudio reveló que en la gente que pensaba que iba a ver su película favorita se elevaban los niveles de endorfina un 27%".
8. Medita
Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían.
Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad.
9. Múdate cerca del trabajo
El tiempo que nos cuesta llegar al lugar del trabajo tiene un gran impacto en nuestra felicidad. Al fin y al cabo, es algo que hacemos dos veces al día, cinco días a la semana, y la gente a la que le lleva mucho tiempo desplazarse o que lo hace de manera incómoda es menos feliz. Así lo dice The Art of Manliness: "Mientras que muchas condiciones no afectan a nuestra felicidad a largo plazo porque nos acostumbramos a ellas, nunca nos acostumbramos al esfuerzo diario de ir al trabajo. A veces el tráfico es espantoso y a veces no". Así lo decía también Gilbert: "Conducir en un atasco es un tipo distinto de infierno cada día".
10. Practica la gratitud
Estar agradecidos por las cosas que tenemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. De hecho, los participantes de un experimento ligado a la gratitud debían, en primer lugar, escribir una lista de las cosas por las que estaban agradecidos, y ese simple hecho ya mejoró su estado de ánimo. Siempre de acuerdo con el refranero español, para el que "es de bien nacido ser agradecido".
vía elconfidencial
Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, pero sólo siete minutos son suficientes para hacernos un poco más felices. ¿No tenemos siete minutos que extraer de nuestro apretado horario?
El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro de Shawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos. Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38% de los que sólo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31% de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y sólo un 9% de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.
Los beneficios del deporte, sin embargo, no se limitan a las personas deprimidas. Igual que sus efectos son positivos en éstas, lo son en cualquiera que haga ejercicio y desee ser un poco más feliz a lo largo del día.
2. Duerme más: serás menos susceptible ante las emociones negativas
Dormir es muy importante para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman en NurtureShock, donde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.
La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81% de las palabras negativas, como cáncer, y sólo el 31% de las palabras positivas o neutras, como sol o baloncesto.
El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.
3. Pasa más tiempo con los amigos y la familia
Suena tópico, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: "Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia".
En la misma línea, el estudio Terman, recogido en The Longevity Project, concluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: "El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto".
4. Sal a la calle con frecuencia
En The Happiness Advantage Shawn Achor recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: "Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no sólo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria".
Así, aunque sea simplemente en el descanso para comer, reserva unos minutos al día para que te dé el aire.
5. Ayuda a los demás
Para ser felices nosotros mismos resulta imprescindible ayudar a los demás, y 100 horas al año (dos horas a la semana) parece ser el número clave de tiempo que debemos dedicar al resto. El Journal of Happiness Studies publicó una investigación que aludía al hecho de que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.
De la misma manera que podemos invertir dinero en los demás, podemos invertir nuestro tiempo, lo que resulta ser incluso más satisfactorio y nos proporciona grandes dosis de alegría.
6. Sonríe
No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto,es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Éste sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.
7. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo
El mero hecho de planear un viaje o un descanso del trabajo puede contribuir al bienestar. Un estudio publicado en el Applied Research in Quality Lifemostraba que el mayor pico de felicidad se experimentaba durante la planificación de las vacaciones, más que durante el propio viaje.
Ello está ligado al sentimiento de anticipación. Como refiere también Shawn Achor, "un estudio reveló que en la gente que pensaba que iba a ver su película favorita se elevaban los niveles de endorfina un 27%".
8. Medita
Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían.
Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad.
9. Múdate cerca del trabajo
El tiempo que nos cuesta llegar al lugar del trabajo tiene un gran impacto en nuestra felicidad. Al fin y al cabo, es algo que hacemos dos veces al día, cinco días a la semana, y la gente a la que le lleva mucho tiempo desplazarse o que lo hace de manera incómoda es menos feliz. Así lo dice The Art of Manliness: "Mientras que muchas condiciones no afectan a nuestra felicidad a largo plazo porque nos acostumbramos a ellas, nunca nos acostumbramos al esfuerzo diario de ir al trabajo. A veces el tráfico es espantoso y a veces no". Así lo decía también Gilbert: "Conducir en un atasco es un tipo distinto de infierno cada día".
10. Practica la gratitud
Estar agradecidos por las cosas que tenemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. De hecho, los participantes de un experimento ligado a la gratitud debían, en primer lugar, escribir una lista de las cosas por las que estaban agradecidos, y ese simple hecho ya mejoró su estado de ánimo. Siempre de acuerdo con el refranero español, para el que "es de bien nacido ser agradecido".
vía elconfidencial
martes, 28 de enero de 2014
Nuevo Año Chino 2014 en Barcelona
Un año más la ciudad de Barcelona está lista para dar la bienvenida al Año Nuevo Chino, el año del caballo. Este año, el desfile de l’Any Nou Xinès 2014 en Barcelona tendrá lugar en el barrio de la Sagrada Familia. Nos gusta demasiado la cultura oriental como para dejar pasar un evento así. Nosotros estaremos allí, cámara en mano! No te lo pierdas y comparte este post con tus amigos.
Un escenario en calle Marina (a la altura de la plaça Gaudí) servirá para demostrarle a la ciudad de Barcelona que la comunidad china es fuerte y grande, estable, enérgica y optimista; como el año del caballo. Habrá música, exhibiciones y danzas típicas.
El acto central del festejo será el desfile de año nuevo chino entre las 12.00h y las 13.00h del sábado 1 de febrero.
Sábado 1 de febrero – Fiesta de año nuevo chino 2014
Sagrada Familia
12.00h – Desfile (danzas, leones, dragones, máscaras y folklore)
13.00h – Espectáculo gratuito en el escenario de calle Marina (plaça Gaudí).
Encontraréis más información y nota de prensa en la página web de uno de los organizadores: Casa Asia.
vía blogdebarcelona
Galicia festeja 800 años de la llegada a Santiago de San Francisco de Asis
Este año, en el que Galicia celebra el 800 aniversario de la llegada a Santiago de Compostela de San Francisco de Asís. ¿Te animas para un recorrido que no olvidaras nunca?
De Santiago a Lalín
En la Edad Media, Santiago fue el tercer destino de los cristianos y, como hoy, aquellos peregrinos debieron sentir la misma emoción al llegar al Obradoiro, una de las plazas más bellas del mundo. La Catedral, con su imponente fachada, mantiene su estructura medieval. Frente a ella, el Pazo de Raxoi, sede de la Xunta, y a la derecha, el Colegio de San Xerome, construido para alumnos pobres y hoy rectorado de la Universidad. Cierra la plaza el Hostal de los Reyes Católicos, el actual Parador. Al oeste de Santiago se llega A Estrada, donde se encuentra el Pazo de Oca, una maravilla arquitectónica medieval con uno de los jardines más bellos de Europa. Este pazo barroco forma parte de la Ruta de la Camelia, un circuito formado por trece jardines sorprendentes. Y pasando de nuevo por Santiago, en dirección Este se halla Lalín, una villa famosa por su Feria del Cocido y por su veneración al Santuario de Nosa Señora Do Corpiño, a cuya virgen se le atribuyen poderes curativos. Muy cerca está la Fraga de Catasós, que cuenta con los castaños más altos de Europa.
De A Coruña a la Costa da Morte
A Coruña es una emulsión entre innovación y medievo, fusión que se puede observar desde el jardín de San Carlos. Interesante la Iglesia de Santiago, la Colegiata de Santa María del Campo, el convento de las Bárbaras. Cerca, la Torre de Hércules, el faro más antiguo en funcionamiento del mundo. Al Este, en dirección a Ferrol, conviene hacer una parada en Betanzos, Miño y Pontedeume. Hacia el oeste, bordeando el litoral, se entra en la Costa da Morte, donde se puede sentir la bravura de los vientos y la fuerza del océano. Hay que visitar Malpica de Bergantiños, Laxe y el fascinante Cabo Vilán, desde donde se llega a Muxía para ver, al borde del mar, el Santuario da Virxe da Barca (o lo que queda de él tras el incendio de estas navidades). Más adelante está Fisterra (finis terrae), el fin de la tierra y el comienzo del mare tenebrosum, con un genuino ambiente marinero. Desde tiempos inmemoriales ha cautivado a los que pensaban que era el fin del mundo; así lo creyeron las legiones romanas al contemplar el hundimiento del sol en sus aguas. Desde el puerto es obligatorio subir al faro, el más importante de esta costa porque guía a los barcos en sus peligrosas aguas de temporales. Tras la Catedral de Santiago, es el lugar más visitado.
De Vigo a las Islas Cíes
Vigo es la mayor ciudad de Galicia y tiene uno de los mejores puertos de Europa. En el Casco Vello está el mercado de A Pedra, donde se sirven excelentes ostras, además de la Praza da Constitución y la Concatedral de Santa María. Vigo preside la ría, cuyo fondo se estrecha en Rande y vuelve a abrirse formando la ensenada de San Simón. Por el espectacular puente de Rande se cruza de Vigo a Moaña, que rezuma sabor a costa, a bateas, a barcos… Aunque también tiene agricultura, vive del cultivo de mejillones y berberechos. En Moaña se alza el enigmático dolmen de Chan da Arquiña. Bajando por Moaña se llega a Cangas, que mantiene el atractivo de las antiguas villas marineras y seductores miradores que ofrecen las mejores vistas sobre la ría. Aglutina espacios protegidos, monumentos y espectaculares playas como la de Barra. Hacia abajo, por una pista de tierra, está Cabo Home, el punto más cercano de las Islas Cíes y uno de los lugares con las puestas de sol más hermosas. Es el paraíso de los cabos, acantilados, riscos y abismos abiertos al océano. Sus tres faros son la guinda a tanta belleza. Justo enfrente están las Islas Cíes, que son el mayor tesoro de la ría de Vigo. Ya los romanos las llamaron por su atractivo y belleza “las islas de los dioses”. Cíes forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, un paraíso de playas con aguas cristalinas y un entorno natural que lo convierten en un observatorio único de fauna y flora.
De Pontevedra a Tui
La ciudad de Pontevedra, que guarda el esplendor que tuvo en la Edad Media, combina espacios abiertos con laberintos de callejuelas, plazuelas, calvarios y soportales. Entre pazos y casonas señoriales se mezclan templos como el de San Francisco, el Museo de Pontevedra y la soberbia Basílica Santa María la Mayor, con la inaudita imagen de San Jerónimo con anteojos, cuando aún no se habían inventado. En pleno centro sorprenden las ruinas de Santo Domingo y el Santuario de las Apariciones, donde se cree que la Virgen se le apareció a sor Lucía. Con un encanto especial, la Plaza de la Leña aparece rodeada de casas de sillares, soportales, balconadas y un cruceiro. Llamativos resultan también los puentes de O Burgo y de los Tirantes. Tras pasar Redondela y Porriño, se llega a Tui, con la famosa Catedral de Santa María, que parece una fortaleza con torres almenadas. Interesantes son su Museo y Archivo Diocesano, antiguo hospital de pobres, y el túnel de las Monjas Clarisas, un pasadizo bajo el convento que une la parte alta de la ciudad y la zona entre las murallas. Imprescindible el Parque Natural Monte Alia. Al noroeste está Baiona, exquisito centro turístico.
De Lugo a la Playa de las Catedrales
Lugo, la ciudad más antigua de Galicia, se alza sobre una colina. Con la fortificación romana mejor conservada del mundo, su barrio antiguo y la Catedral conforman un recorrido por el pasado. No hay que perderse el balneario y su puente, ambos romanos. En dirección al noroeste se sube hacia Pontenova, que tiene un gran legado minero, como se aprecia en los hornos de hierro de Vilaoudriz, en la margen derecha del río Eo, famoso por sus salmones y truchas. Destaca la Iglesia de Santa María de Conforto, con una rica colección de piezas de arte sacro. Y un poco más al norte, casi lindando con Asturias, se alcanza, en la costa, Ribadeo. Esta luminosa villa supone un tratado de historia desde la Edad Media hasta hoy, en el que se fusionan casas de marineros y artesanos, junto a ricos caserones como el Palacio de Sargadelos, la Casa Patín y la Torre de los Moreno. De sus sensacionales playas destaca Las Catedrales, con bellos acantilados que parecen arbotantes góticos. Su espectacular conjunto de cuevas marinas, algunas conectadas entre sí por unos profundos pasadizos, la ha convertido en Monumento Natural. Por la costa, y hacia el oeste, se ubica Foz, un puerto pesquero de bajura donde resalta el castro de Fazouro, y la Catedral de San Martiño de Mondoñedo, la más antigua de España. Al oeste son interesantes Burela y Viveiro.
De Vilanova de Arousa a Combarro
Vilanova de Arousa es un pueblo pesquero cargado de historia. Aquí nació el universal Valle-Inclán, por lo que es imprescindible visitar su casa-museo. Atractiva es la Plaza San Mauro, con la iglesia de San Cibrán y las ruinas de San Amaro. Al Este, y entre bosques, se halla el Monte Lobeira, desde donde se aprecia la ría de Arousa, la sierra de Barbanza, el Salnés y hasta la isla de Ons. Desde Vilanova, cruzando un nuevo puente de dos kilómetros de longitud, está la Illa, la esencia de la ría, una joya con vida propia cargada de historias de mariscadoras, piratas y pescadores. Huele a mar, a marisco, a bosque, a playas, a salazón… Es un paraíso con once espléndidas playas. Son imprescindibles sus tres puertos, sus faros, su parque natural y el mirador Con Do Forno, desde donde, junto a la enorme imagen del Sagrado Corazón de Jesús, se puede apreciar la Illa en pleno esplendor. De la Illa, hacia el sur, se llega a la señorial Cambados. Esta villa es marinera y vinícola, muy fértil en contrastes, con tres barrios diferenciados: el aristocrático de Fefiñans, el centro y el marinero de Santo Tomé. Es la tierra de los caldos, de las mejores bodegas de Albariño.
Destaca la Plaza de Fefiñans y su señorial pazo y, frente a él, la Iglesia de San Benito. En el centro, la Plaza de As Roas, el Pazo de Torrao o el Pazo de Bazán. En Santo Tomé, enclavado sobre la misma roca, sobresale la famosa Torre de San Sadurniño, que encendía hogueras para avisar a los habitantes del ataque de los vikingos. Además, Guimatur, una asociación de mariscadoras y redeiras, organiza rutas por los bancos marisqueros. Majestuosa es Santa Mariña Dozo, que eleva al cielo la grandiosa y triste belleza de sus ruinas. Sus cuatro grandes arcos transversales románicos parecen costillares de navío naufragado. Más hacia el sur, O Grove, frente a la Isla de Sálvora, posee magníficas playas como A Lanzada, una de las más famosas. O Grove gira en torno al Atlántico, de donde salen los mejores productos por los que cada día se puja en la lonja. La calidad de sus crustáceos es tan apreciada que desde hace 50 años se celebra la Fiesta del Marisco.
Forzoso es subir al Con da Xiradella, fascinante por sus increíbles vistas y puestas de sol. Hacia el sur y girando el cabo se encuentra Xanxenxo, sinónimo de turismo de calidad, hasta donde llega la playa de A Lanzada, demandada por los surferos por su mar abierto y buen oleaje. Interesante es también su interior rural cuajado de vides, donde hay grandes bodegas de Albariño y pequeños productores familiares. Siguiendo la costa, se entra en Combarro, una simbiosis entre mar y tierra y esencia de arquitectura popular. La localidad combina cruceiros, hórreos y casas marineras. Es, sin duda, uno de los lugares más atractivos de las Rías Baixas. Su casco antiguo es medieval, y es la única villa en el mundo con cerca de sesenta hórreos.
De Ames a Playa do Rostro
Entre Ames y Negreira se encuentra el Puente Maceira, del siglo XII, un paso obligado para los peregrinos que van a Finisterre y Muxía. Es el protagonista de una de las zonas con mayor fuerza del Tambre, entre cascadas, monte y molinos de piedra. Al final del puente se alza la Capilla de San Blas del siglo XVIII y, a su derecha, el Pazo de Balandrón. Siempre al oeste, por el litoral de la preciosa ría de Muros y Noia, se encuentra la marinera villa de Muros, con sabor a mar y buen vino; todo un Olimpo para el paladar. Pasear por su puerto entre los puestos de marisco y pescado es una delicia. En su casco antiguo hay caserones góticos y en la parte alta, la torre de la antigua Colegiata de San Pedro. Cerca, el Hospital de los Pobres. Hacia el norte de Muros, junto al Atlántico, está Carnota, un paraíso de playas de arena blanca y rocas. Importantes son los túmulos de las edades de Piedra, Bronce y Hierro. Galicia es famosa por sus hórreos y en Carnota está uno de los más largos del mundo, con casi 35 metros, junto a la Iglesia de Santa Comba. Más al norte, Ézaro es el enclave donde está la cascada del Xallas, la única en Europa que desemboca directamente en el mar. De aquí hacia Cee, para llegar a los alrededores de Castromiñán, y entre bosques bajar a la playa do Rostro, una de las más salvajes y bellas de nuestro país.
De Ourense a Ribeira Sacra
La Ribeira Sacra es famosa por sus templos románicos y sus viñedos de uva mencía con Denominación de Origen. Aunque por sí mismos, los valles formados por los ríos Miño y Sil, con sus frondosos bosques, constituyen el mejor monumento natural de la zona. Hacia el norte se encuentra Chantada, una localidad donde es obligatorio vagar por sus travesías y navegar por sus aguas llenas de riqueza cultural hasta llegar al Cabo do Mundo. No hay que perderse el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Miño, y las Bernardas en Ferreira de Pantón. Hacia el norte están Taboada, A Sabugueira, Narón, O Hospital y Portomarín. Antes de que el embalse de Belesar inundara Portomarín, salvaron piedra a piedra la Iglesia románica de San Pedro y la Iglesia fortaleza de San Nicolás. Del puente solo se conservó el arranque y un arco. El viejo Portomarín estaba formado por los burgos medievales de San Pedro y de San Nicolás. Próximos se encuentran los palacios de Berbetoros y el de Paredes. En los alrededores están las iglesias románicas de Cortapezas y Castromaior. Es única su arquitectura popular de mampostería de pizarra y con bodegas para aguardiente. Sobre nuestros pasos, de vuelta hacia el norte entre viñedos y zonas boscosas, terminamos en Guntín, donde el verde de la tierra se funde con el azul del cielo. Guntín conserva también valiosas medorras, mámoas, menhires y castros, huellas de sus antiguos pobladores. Además, destacan las iglesias románicas de Entrambasaguas, San Román, Santa Cruz da Retorta, Ferroi y Mosteiroy. Pero el monumento más significativo es el conjunto monasterial de Ferreira de Pallares, que exhibe varios sarcófagos y sepulturas.. Aquí se aprecia que la tierra es redonda. Es un lujo para los amantes de la naturaleza y el surf. Además, cuenta la leyenda que debajo de su arena se encuentra la mítica ciudad de Dugium.
De Santiago a Lalín
En la Edad Media, Santiago fue el tercer destino de los cristianos y, como hoy, aquellos peregrinos debieron sentir la misma emoción al llegar al Obradoiro, una de las plazas más bellas del mundo. La Catedral, con su imponente fachada, mantiene su estructura medieval. Frente a ella, el Pazo de Raxoi, sede de la Xunta, y a la derecha, el Colegio de San Xerome, construido para alumnos pobres y hoy rectorado de la Universidad. Cierra la plaza el Hostal de los Reyes Católicos, el actual Parador. Al oeste de Santiago se llega A Estrada, donde se encuentra el Pazo de Oca, una maravilla arquitectónica medieval con uno de los jardines más bellos de Europa. Este pazo barroco forma parte de la Ruta de la Camelia, un circuito formado por trece jardines sorprendentes. Y pasando de nuevo por Santiago, en dirección Este se halla Lalín, una villa famosa por su Feria del Cocido y por su veneración al Santuario de Nosa Señora Do Corpiño, a cuya virgen se le atribuyen poderes curativos. Muy cerca está la Fraga de Catasós, que cuenta con los castaños más altos de Europa.
De A Coruña a la Costa da Morte
A Coruña es una emulsión entre innovación y medievo, fusión que se puede observar desde el jardín de San Carlos. Interesante la Iglesia de Santiago, la Colegiata de Santa María del Campo, el convento de las Bárbaras. Cerca, la Torre de Hércules, el faro más antiguo en funcionamiento del mundo. Al Este, en dirección a Ferrol, conviene hacer una parada en Betanzos, Miño y Pontedeume. Hacia el oeste, bordeando el litoral, se entra en la Costa da Morte, donde se puede sentir la bravura de los vientos y la fuerza del océano. Hay que visitar Malpica de Bergantiños, Laxe y el fascinante Cabo Vilán, desde donde se llega a Muxía para ver, al borde del mar, el Santuario da Virxe da Barca (o lo que queda de él tras el incendio de estas navidades). Más adelante está Fisterra (finis terrae), el fin de la tierra y el comienzo del mare tenebrosum, con un genuino ambiente marinero. Desde tiempos inmemoriales ha cautivado a los que pensaban que era el fin del mundo; así lo creyeron las legiones romanas al contemplar el hundimiento del sol en sus aguas. Desde el puerto es obligatorio subir al faro, el más importante de esta costa porque guía a los barcos en sus peligrosas aguas de temporales. Tras la Catedral de Santiago, es el lugar más visitado.
Vigo es la mayor ciudad de Galicia y tiene uno de los mejores puertos de Europa. En el Casco Vello está el mercado de A Pedra, donde se sirven excelentes ostras, además de la Praza da Constitución y la Concatedral de Santa María. Vigo preside la ría, cuyo fondo se estrecha en Rande y vuelve a abrirse formando la ensenada de San Simón. Por el espectacular puente de Rande se cruza de Vigo a Moaña, que rezuma sabor a costa, a bateas, a barcos… Aunque también tiene agricultura, vive del cultivo de mejillones y berberechos. En Moaña se alza el enigmático dolmen de Chan da Arquiña. Bajando por Moaña se llega a Cangas, que mantiene el atractivo de las antiguas villas marineras y seductores miradores que ofrecen las mejores vistas sobre la ría. Aglutina espacios protegidos, monumentos y espectaculares playas como la de Barra. Hacia abajo, por una pista de tierra, está Cabo Home, el punto más cercano de las Islas Cíes y uno de los lugares con las puestas de sol más hermosas. Es el paraíso de los cabos, acantilados, riscos y abismos abiertos al océano. Sus tres faros son la guinda a tanta belleza. Justo enfrente están las Islas Cíes, que son el mayor tesoro de la ría de Vigo. Ya los romanos las llamaron por su atractivo y belleza “las islas de los dioses”. Cíes forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, un paraíso de playas con aguas cristalinas y un entorno natural que lo convierten en un observatorio único de fauna y flora.
La ciudad de Pontevedra, que guarda el esplendor que tuvo en la Edad Media, combina espacios abiertos con laberintos de callejuelas, plazuelas, calvarios y soportales. Entre pazos y casonas señoriales se mezclan templos como el de San Francisco, el Museo de Pontevedra y la soberbia Basílica Santa María la Mayor, con la inaudita imagen de San Jerónimo con anteojos, cuando aún no se habían inventado. En pleno centro sorprenden las ruinas de Santo Domingo y el Santuario de las Apariciones, donde se cree que la Virgen se le apareció a sor Lucía. Con un encanto especial, la Plaza de la Leña aparece rodeada de casas de sillares, soportales, balconadas y un cruceiro. Llamativos resultan también los puentes de O Burgo y de los Tirantes. Tras pasar Redondela y Porriño, se llega a Tui, con la famosa Catedral de Santa María, que parece una fortaleza con torres almenadas. Interesantes son su Museo y Archivo Diocesano, antiguo hospital de pobres, y el túnel de las Monjas Clarisas, un pasadizo bajo el convento que une la parte alta de la ciudad y la zona entre las murallas. Imprescindible el Parque Natural Monte Alia. Al noroeste está Baiona, exquisito centro turístico.
Lugo, la ciudad más antigua de Galicia, se alza sobre una colina. Con la fortificación romana mejor conservada del mundo, su barrio antiguo y la Catedral conforman un recorrido por el pasado. No hay que perderse el balneario y su puente, ambos romanos. En dirección al noroeste se sube hacia Pontenova, que tiene un gran legado minero, como se aprecia en los hornos de hierro de Vilaoudriz, en la margen derecha del río Eo, famoso por sus salmones y truchas. Destaca la Iglesia de Santa María de Conforto, con una rica colección de piezas de arte sacro. Y un poco más al norte, casi lindando con Asturias, se alcanza, en la costa, Ribadeo. Esta luminosa villa supone un tratado de historia desde la Edad Media hasta hoy, en el que se fusionan casas de marineros y artesanos, junto a ricos caserones como el Palacio de Sargadelos, la Casa Patín y la Torre de los Moreno. De sus sensacionales playas destaca Las Catedrales, con bellos acantilados que parecen arbotantes góticos. Su espectacular conjunto de cuevas marinas, algunas conectadas entre sí por unos profundos pasadizos, la ha convertido en Monumento Natural. Por la costa, y hacia el oeste, se ubica Foz, un puerto pesquero de bajura donde resalta el castro de Fazouro, y la Catedral de San Martiño de Mondoñedo, la más antigua de España. Al oeste son interesantes Burela y Viveiro.
Vilanova de Arousa es un pueblo pesquero cargado de historia. Aquí nació el universal Valle-Inclán, por lo que es imprescindible visitar su casa-museo. Atractiva es la Plaza San Mauro, con la iglesia de San Cibrán y las ruinas de San Amaro. Al Este, y entre bosques, se halla el Monte Lobeira, desde donde se aprecia la ría de Arousa, la sierra de Barbanza, el Salnés y hasta la isla de Ons. Desde Vilanova, cruzando un nuevo puente de dos kilómetros de longitud, está la Illa, la esencia de la ría, una joya con vida propia cargada de historias de mariscadoras, piratas y pescadores. Huele a mar, a marisco, a bosque, a playas, a salazón… Es un paraíso con once espléndidas playas. Son imprescindibles sus tres puertos, sus faros, su parque natural y el mirador Con Do Forno, desde donde, junto a la enorme imagen del Sagrado Corazón de Jesús, se puede apreciar la Illa en pleno esplendor. De la Illa, hacia el sur, se llega a la señorial Cambados. Esta villa es marinera y vinícola, muy fértil en contrastes, con tres barrios diferenciados: el aristocrático de Fefiñans, el centro y el marinero de Santo Tomé. Es la tierra de los caldos, de las mejores bodegas de Albariño.
Destaca la Plaza de Fefiñans y su señorial pazo y, frente a él, la Iglesia de San Benito. En el centro, la Plaza de As Roas, el Pazo de Torrao o el Pazo de Bazán. En Santo Tomé, enclavado sobre la misma roca, sobresale la famosa Torre de San Sadurniño, que encendía hogueras para avisar a los habitantes del ataque de los vikingos. Además, Guimatur, una asociación de mariscadoras y redeiras, organiza rutas por los bancos marisqueros. Majestuosa es Santa Mariña Dozo, que eleva al cielo la grandiosa y triste belleza de sus ruinas. Sus cuatro grandes arcos transversales románicos parecen costillares de navío naufragado. Más hacia el sur, O Grove, frente a la Isla de Sálvora, posee magníficas playas como A Lanzada, una de las más famosas. O Grove gira en torno al Atlántico, de donde salen los mejores productos por los que cada día se puja en la lonja. La calidad de sus crustáceos es tan apreciada que desde hace 50 años se celebra la Fiesta del Marisco.
Forzoso es subir al Con da Xiradella, fascinante por sus increíbles vistas y puestas de sol. Hacia el sur y girando el cabo se encuentra Xanxenxo, sinónimo de turismo de calidad, hasta donde llega la playa de A Lanzada, demandada por los surferos por su mar abierto y buen oleaje. Interesante es también su interior rural cuajado de vides, donde hay grandes bodegas de Albariño y pequeños productores familiares. Siguiendo la costa, se entra en Combarro, una simbiosis entre mar y tierra y esencia de arquitectura popular. La localidad combina cruceiros, hórreos y casas marineras. Es, sin duda, uno de los lugares más atractivos de las Rías Baixas. Su casco antiguo es medieval, y es la única villa en el mundo con cerca de sesenta hórreos.
De Ames a Playa do Rostro
Entre Ames y Negreira se encuentra el Puente Maceira, del siglo XII, un paso obligado para los peregrinos que van a Finisterre y Muxía. Es el protagonista de una de las zonas con mayor fuerza del Tambre, entre cascadas, monte y molinos de piedra. Al final del puente se alza la Capilla de San Blas del siglo XVIII y, a su derecha, el Pazo de Balandrón. Siempre al oeste, por el litoral de la preciosa ría de Muros y Noia, se encuentra la marinera villa de Muros, con sabor a mar y buen vino; todo un Olimpo para el paladar. Pasear por su puerto entre los puestos de marisco y pescado es una delicia. En su casco antiguo hay caserones góticos y en la parte alta, la torre de la antigua Colegiata de San Pedro. Cerca, el Hospital de los Pobres. Hacia el norte de Muros, junto al Atlántico, está Carnota, un paraíso de playas de arena blanca y rocas. Importantes son los túmulos de las edades de Piedra, Bronce y Hierro. Galicia es famosa por sus hórreos y en Carnota está uno de los más largos del mundo, con casi 35 metros, junto a la Iglesia de Santa Comba. Más al norte, Ézaro es el enclave donde está la cascada del Xallas, la única en Europa que desemboca directamente en el mar. De aquí hacia Cee, para llegar a los alrededores de Castromiñán, y entre bosques bajar a la playa do Rostro, una de las más salvajes y bellas de nuestro país.
La Ribeira Sacra es famosa por sus templos románicos y sus viñedos de uva mencía con Denominación de Origen. Aunque por sí mismos, los valles formados por los ríos Miño y Sil, con sus frondosos bosques, constituyen el mejor monumento natural de la zona. Hacia el norte se encuentra Chantada, una localidad donde es obligatorio vagar por sus travesías y navegar por sus aguas llenas de riqueza cultural hasta llegar al Cabo do Mundo. No hay que perderse el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Miño, y las Bernardas en Ferreira de Pantón. Hacia el norte están Taboada, A Sabugueira, Narón, O Hospital y Portomarín. Antes de que el embalse de Belesar inundara Portomarín, salvaron piedra a piedra la Iglesia románica de San Pedro y la Iglesia fortaleza de San Nicolás. Del puente solo se conservó el arranque y un arco. El viejo Portomarín estaba formado por los burgos medievales de San Pedro y de San Nicolás. Próximos se encuentran los palacios de Berbetoros y el de Paredes. En los alrededores están las iglesias románicas de Cortapezas y Castromaior. Es única su arquitectura popular de mampostería de pizarra y con bodegas para aguardiente. Sobre nuestros pasos, de vuelta hacia el norte entre viñedos y zonas boscosas, terminamos en Guntín, donde el verde de la tierra se funde con el azul del cielo. Guntín conserva también valiosas medorras, mámoas, menhires y castros, huellas de sus antiguos pobladores. Además, destacan las iglesias románicas de Entrambasaguas, San Román, Santa Cruz da Retorta, Ferroi y Mosteiroy. Pero el monumento más significativo es el conjunto monasterial de Ferreira de Pallares, que exhibe varios sarcófagos y sepulturas.. Aquí se aprecia que la tierra es redonda. Es un lujo para los amantes de la naturaleza y el surf. Además, cuenta la leyenda que debajo de su arena se encuentra la mítica ciudad de Dugium.
vía http://viajar.elperiodico.com/
080 Barcelona Fashion AW 2014/15... Primeras fotos!!
El 080 Barcelona Fashion ya se ha puesto en marcha...
para su 13ª Edición (que numero más bonito)!!
El 080 (el código postal barcelonés) nació en julio del 2007 auspiciado por la Generalitat cuando gobernaba el tripartito, con el objetivo de potenciar sólo a los diseñadores independientes y emergentes. Sustituía a la Passarel.la Barcelona, que había recogido el testimonio de la Passarel.la Gaudi, y esta nueva filosofía desterró a las firmas de renombre a desfilar fuera de Cataluña. En la tercera edición nació el premio como reconocimiento al trabajo de estos nuevos diseñadores.
En el verano del 2011, en la edición numero 8, meses después de que Convergència ganara las elecciones, el 080 recuperó a dos grandes firmas catalanas, Mango y TCN, lo que levantó críticas entre los diseñadores participantes, porque entendían que esta pasarela era sólo para los emergentes. Pero fue el principio del cambio....
Podremos disfrutar de todas las propuestas desde el 27 al 31 de enero
en el C.C. del Born.
lunes, 27 de enero de 2014
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